Las tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, el Big Data y la analítica han contribuido no solo a detectar el COVID-19 y su esparcimiento, también han sido útiles para disminuir los niveles de contagio y serán indispensables para la creación de una cura.
La inteligencia artificial ha tenido un papel determinante desde el inicio del brote del coronavirus, incluso esta tecnología avanzada fue capaz de detectar el brote mucho antes que la Organización Mundial de la Salud. El 9 de enero de 2020 la OMS emitió un comunicado público sobre el virus detectado en la comunidad de Wuhan.
Sin embargo, el 31 de diciembre de 2019 la plataforma de monitorización sanitaria BlueDot, con sede en Canadá, alertó el estallido de una emergencia. El algoritmo que utiliza este sistema de IA analizó noticias en diferentes lenguas, redes que monitorizan enfermedades en plantas y animales e inclusive anuncios oficiales.
Términos como “no me encuentro bien”, “algo me pasa” o “estoy enfermo” fueron algunos de los más de cien conjuntos de información analizados; además, el sistema accedió a bases de datos de las aerolíneas para prever que la difusión del coronavirus iría de Wuhan a Bangkok, Seúl, Taipéi y Tokio.
Ahora que el COVID-19 se ha convertido en una pandemia mundial, todas las empresas de inteligencia artificial han puesto manos a la obra para hacer uso de esta tecnología y contribuir a disminuir el número de contagios.
China dio un primer paso muy controversial en ese sentido, al imponer el uso obligatorio de códigos QR para los viajeros, con el propósito de seguirlos y alertar si estaban o no contagiados; además, utilizó sistemas de reconocimiento facial y un software de detección de temperatura para monitorear a los ciudadanos.
Actualmente, en Estados Unidos el MIT, la Universidad de Harvard y Facebook trabajan en conjunto para desarrollar la app Safepaths, una aplicación para detectar los casos potenciales de coronavirus en las personas, pero a diferencia de las asiáticas, garantiza respetar los derechos individuales y la privacidad.
Por su parte, el gobierno de la Ciudad de México lanzó el servicio de mensajería instantánea SMS COVID-19 para atender los potenciales casos de contagio, mismo que durante su primera semana llegó a más de 180 mil mensajes los cuales permitieron elaborar un mapa de calor para saber en qué lugares se está incrementando la sintomatología.
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A la par de detener el numero de contagios, empresas de inteligencia artificial están trabajando para encontrar una cura a la enfermedad por medio del análisis avanzado de la información.
El 16 de marzo, la Casa Blanca anunció un proyecto colaborativo que incluye al Departamento de Investigación de Microsoft, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos y el Instituto Allen para la Inteligencia Artificial. Con sus herramientas tecnológicas, estas instancias indagarán en los 29 mil informes sobre el COVID-19 que se han elaborado desde que se descubrió el brote, con el propósito de acelerar el conocimiento sobre el virus y encontrar una cura.
Incluso la empresa Benevolent, que utiliza la IA para desarrollar fármacos contra enfermedades complejas, ha enfocado sus esfuerzos en descubrir qué medicamentos serían útiles para combatir la enfermedad.
Los gobiernos junto con la iniciativa privada trabajan de la mano y utilizan bases de datos, algoritmos de IA y supercomputadoras para desarrollar una vacuna, la cual se ha estimado que estará disponible a principios del 2021.
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