09 junio 2021

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Uno de los objetivos de los desarrolladores de Inteligencia Artificial (IA) es conseguir que los algoritmos piensen por sí mismos, para lo cual han utilizado principalmente modelos que imitan la inteligencia humana. Sin embargo, eso no ha dado buenos resultados, por lo que cabe preguntarse si ¿la IA es capaz de crear su propia cosmovisión?

TipologÍA

De acuerdo con Ciencia UNAM, la Inteligencia Artificial se puede clasificar en tres grandes grupos:

  • Inteligencia Artificial Estrecha (IAE). Es la más común porque se concentra en tareas individuales a partir de bases de datos específicas, por ejemplo: vehículos autónomos, chatbots, asistentes virtuales y robots automatizados disponibles.
  • Inteligencia Artificial General (IAG). Es aquella que aspira a aprender y comprender el mundo como una persona, con el fin de ejecutar de manera sincrónica tareas de distintos campos del conocimiento, tal como lo hace el cerebro humano.
  • Súper Inteligencia Artificial (SIA). Aunque está muy lejos de lograrse, se prevé que su capacidad cognitiva será distinta y más amplia que la de cualquier persona, por lo que los entes que la posean tendrán voluntad y conciencia no humanas.

Creación de una IA con pensamiento no humano

La creación de una SIA es uno de los objetivos más ambiciosos de la ciencia porque aspira a encontrar una forma no humana que logre grandes retos, con base en modos inusuales pero muy complejos de pensar y estar en el mundo/universo.

Y para ello, algunos científicos ya están proponiendo modelos que encuentran soluciones ágiles, a través del método prueba-error, y luego ven a qué problemas se ajustan.

POET, la IA virtual

Uno de los casos icónicos de IA que busca darle autonomía a sus creaciones es el software Paired Open-Ended Trailblazer (POET), que sirve para entrenar robots virtuales.

Aquí los entornos y los movimientos no están previamente creados ni hay datos que los alimenten, surgen a medida que el robot virtual interactúa con los obstáculos y avanza intentando no atascarse ni caerse.

Al dejar que la IA se construya a sí misma, POET es una nueva apuesta de crear máquinas superinteligentes. Además, brinda soluciones inesperadas con las que se podría complementar la inteligencia humana.

AutoML-Zero, la IA de Google

La intención de Google al crear AutoML-Zero es que pueda crear protocolos y algoritmos por su propia cuenta, sin la ayuda de una persona.

Hasta ahora, más que tomar conciencia de sí misma, esta IA selecciona y mejorar a otras IA. Para ello tiene la facultad de poner en acción a distintos algoritmos, los cuales tienen que encontrar la mejor solución a un problema determinado.

Cuando un algoritmo completa la tarea, AutoML-Zero lo selecciona y en consecuencia desecha al resto. Después, la IA central crea por sí misma nuevos algoritmos para seguir perfeccionando la solución.

El fin de esta IA es plantear soluciones a problemas con los que las personas nos estancamos porque no tenemos la capacidad de evaluar todos los escenarios posibles.

La IA de Open AI

Open AI es una organización sin fines de lucro que busca desarrollar Inteligencia Artificial que beneficie a toda la humanidad.

Una de sus creaciones principales es el mundo virtual Multi-Agent, donde unos personajes intentan esconderse de otros. Los agentes que intentan esconderse poco a poco aprendieron a caminar, correr y ocultarse, hasta llegar a mover objetos para tapar las entradas de su guarida.

Por su parte, los agentes que buscan también desarrollan habilidades y soluciones a los problemas planteados por los escondidos. Así, surgen diversas estrategias y contraestrategias que rebasan la lógica humana y desafían las leyes de la física.

Lo más interesante es que los desarrolladores no sabían que la IA admitiría y crearía esas variaciones. Por ende, este experimento, que tiene tras de sí millones de simulaciones, sugiere que hay otras formas complejas de pensamiento que las personas no llevamos a cabo.

Con este tipo de avances tecnológicos es posible conjeturar que la realidad no se está volviendo más virtual, sino que lo virtual se está volviendo más real

Sin inteligencia humana no hay IA

Una cosmovisión implica una forma de ver y entender la existencia. Por eso, ahora mismo el objetivo de crear inteligencias no humanas que puedan tener su propia cosmovisión resulta lejano, puesto que las IA recién comienzan a decidir y actuar sin datos que alimenten sus algoritmos.

No obstante, los desarrolladores de IA creen que es factible replicar la evolución de la vida en el universo, y así ayudar al surgimiento de formas de vida cada vez más inteligentes.

Por otro lado, tanto en el ámbito científico como en el empresarial existe la preocupación por la singularidad tecnológica; es decir, la posible rebelión de la Inteligencia Artificial General, pero de eso te hablaré en el próximo artículo del blog.

¿Crees que sea posible y conveniente el desarrollo de inteligencias que igualen o superen a la inteligencia humana? ¿Cómo ayudaría a tu empresa contar con una IA cuya inteligencia sea autónoma y compleja?

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