Los sistemas de inteligencia artificial fueron los primeros en detectar el brote del COVID-19 en Wuhan y han sido de utilidad para predecir el aumento de la pandemia en distintas partes del mundo, pero ¿cuál es el papel que desempeñan al momento de combatir la enfermedad?
Ya hemos hablado en el blog sobre el papel de la Inteligencia Artificial al descubrir el nuevo virus –cuando el algoritmo de la empresa BlueDot supo del brote incluso antes que la propia OMS–, y también de cómo los sistemas de IA han resultado muy útiles para elaborar mapas de calor y saber en qué lugares se incrementa la sintomatología.
Pero la realidad es que, aunque una de las herramientas de apoyo de los científicos para encontrar la cura es la tecnología avanzada como la IA, se requiere de muchos otros factores para sobrellevar la situación actual. En concreto: la inteligencia artificial no nos salvará del coronavirus, al menos no por ahora.
Sin embargo, en el futuro no inmediato será determinante para la predicción, diagnóstico y tratamiento de las pandemias.
La inteligencia artificial ha mostrado su eficiencia predictiva en distintas aplicaciones empresariales, y uno de los ejemplos más conocidos es Netflix que, a través de su algoritmo de IA, evalúa las elecciones y características de sus suscriptores para hacer predicciones sobre lo que verán a continuación.
Este sistema puede enfocarse a la situación actual, usando múltiples fuentes de datos, los modelos de aprendizaje automático serían entrenados para medir el riesgo clínico y personalizar las políticas y la asignación de recursos a nivel individual / familiar.
Además, puede ayudar a desarrollar la inmunidad del rebaño de una manera más rápida y con una mortalidad más baja.
Además de predecir el curso de una epidemia, se espera que la IA ayude a identificar con oportunidad a las personas infectadas, algo que este tipo de tecnología ya ha logrado con otros padecimientos.
Los modelos de aprendizaje automático para examinar imágenes médicas son capaces de detectar signos tempranos que los médicos humanos pasan por alto, desde enfermedades oculares hasta afecciones cardíacas o cáncer. Pero estos modelos generalmente requieren muchos datos para aprender.
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Incluso, ya comenzaron las primeras pruebas para este tipo de diagnóstico temprano, pues recientemente se publicaron investigaciones donde se sugiere que el aprendizaje automático puede diagnosticar COVID-19 a partir de tomografías computarizadas de tejido pulmonar, si el sistema está capacitado para detectar signos reveladores de la enfermedad en las imágenes. Pero aun con este avance, todavía hace falta mucha investigación de fondo en imagen.
Los datos también son esenciales para que la IA ayude a desarrollar tratamientos para la enfermedad. Una técnica para identificar posibles candidatos a fármacos es utilizar algoritmos de diseño generativo que producen una gran cantidad de resultados potenciales, y luego examinarlos para resaltar aquellos que vale la pena observar más de cerca.
Por otro lado, cuando se tenga una mayor información sobre cómo muta el virus podrán hacerse simulaciones controladas para observar todas las posibles rutas de evolución, y adelantarse a este y nuevos virus creando vacunas.
Como ves, aún nos falta mucho camino por recorrer para llegar a la cura de esta nueva pandemia que cambió el rumbo del mundo, pero, sin duda, la inteligencia artificial desempeñará un papel clave.
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