24 julio 2020

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En la ficción moderna, uno de los elementos que cada vez está más presente es el de las máquinas autónomas, en particular, los autos que se manejan por sí mismos. Desde hace más de 50 años se ha soñado con este hecho y, aunque los intentos por conseguirlo parecen cada vez más alcanzables, aún están lejos de convertirse en realidad.

Pero ¿por qué los autos que se manejan solos son algo tan anhelado? En la edición de junio 2020 del Technology Quarterly, The Economist aborda el tema y algunas de las razones que se exponen son que se podría eliminar la necesidad de ser propietario de un automóvil con la existencia de robotaxis, dentro de la industria del transporte se podría contar con conductores que no requieren descanso ni están sujetos a fatiga.Esto ha fomentado la noción de que los vehículos autónomos podrían aumentar la seguridad al manejar y reducir los accidentes automovilísticos.

Además, en la publicación recuerdan que, desde 2015 Elon Musk dijo que la autonomía completa llegaría en el 2018; el mismo año, Chris Urmson, jefe de Waymo, una subsidiaria de Google líder en el mercado de autos sin conductor, afirmó que su hijo –de entonces 11 años– nunca necesitaría una licencia de conducir. Y en 2016, Cruise, la empresa de vehículos autónomos de General Motors declaró que tenían planeado lanzar taxis sin conductor en San Francisco para 2019. ¿Por qué estas predicciones no se han cumplido?

El peligro de la tecnología

A diferencia de lo que se esperaba, esta tecnología ha resultado peligrosa. En 2018, Uber incurrió en el primer accidente con un vehículo autónomo, cuando se encontraba haciendo pruebas con este tipo de carros y mató a una mujer que caminaba junto a su bicicleta por una carretera de Arizona.

Otro caso que menciona The Economist donde esta tecnología ha cobrado la vida de las personas es el de Tesla, al utilizar el software Autopilot de sus autos: los usuarios que confiaron plenamente en él no mantuvieron sus manos al volante ni sus ojos en la carretera y murieron en accidentes automovilísticos.

En artículos anteriores hemos hablado de la Paradoja de Moravec, un principio que indica que, aunque para las máquinas de IA la aritmética compleja y la lógica formal es algo fácil de procesar, tareas que los humanos dan por sentado les resultan sumamente difíciles.

Podríamos decir que la conducción autónoma cae dentro de esta paradoja: los sistemas de IA que mueven a los automóviles cuentan con una gran cantidad de información que se actualiza constantemente e incluso se han realizado pruebas en pistas reales, pero estos caminos están controlados, lo cual los deja incapaces ante circunstancias inusuales, como un caballo o una vaca en medio de la carretera o, como en el caso de Arizona, una persona junto al camino.

Los conductores humanos actúan en solo cuestión de segundos ante estas situaciones porque, de acuerdo con Mary Cummings, directora del Laboratorio de Autonomía y Humanos de la Universidad de Duke, las personas pueden utilizar el razonamiento y tienen un contexto sobre cómo funciona el mundo que los guía en este tipo de casos. En cambio, los sistemas de IA carecen de esta capacidad ya que su contexto sólo se limita a los datos que los hacen funcionar.

¿Cómo hacer realidad el sueño?

Algunas de las soluciones que se han propuesto para lograr la conducción autónoma es imitar al cerebro humano, ya que los cerebros biológicos aprenden de conjuntos de datos mucho más ricos que las máquinas debido a la cognición encarnada, un postulado psicológico que afirma que las funciones cognitivas no pueden entenderse sin hacer referencia a las interacciones entre el cerebro y el entorno.

Sin embargo, The Economist menciona el ensayo “The Bitter Lesson”, publicado por Richard Sutton, un investigador de IA de la Universidad de Alberta y DeepMind, donde se argumenta que la historia ha demostrado que los intentos de replicar la comprensión humana en las computadoras rara vez funcionan, en cambio, la mayor parte del progreso del campo ha sido gracias a la Ley de Moore y la capacidad de aportar una fuerza computacional cada vez más bruta para enfrentar un problema.

<< La Inteligencia Artificial y sus límites >>

En conclusión, aunque la inteligencia artificial para empresas automotrices ha ayudado a mejorar la experiencia de los conductores y actualmente funciona como un sistema de asistencia al volante, los vehículos autónomos no llegarán en un futuro cercano y sólo seguirán existiendo en la ciencia ficción.

¿Estás dispuesto a dejarle la conducción a un auto autónomo? Deja tu comentario abajo y suscríbete a mi blog para leer más artículos relacionados a este tema.

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